domingo, 7 de septiembre de 2014

cowspiracy



Ahora que, tras más de un mes sin hacerlo, he conseguido colgar una recetilla, me permito el lujo de soltar otra minichapa; más bien una recomendación audiovisual.



Estoy hablando de ‘Cowspiracy’ (juego de palabras intraducible, así que así se queda), un documental que me he visto este finde. La verdad es que a veces más parece que hay una conspiración de la vida para ponerte delante de las narices ciertas realidades, para corregirte o reafirmarte en determinados asuntos; así me parece en este caso. Cuando yo estaba pensando, como quedó reflejado en una entrada anterior,  en la relación entre la destrucción de la tierra y el consumo de carne en el mundo capitalista (porque lamentablemente no hay otro), y lo estaba haciendo de un modo muy concreto (la deforestación, la contaminación de las aguas, el llamado calentamiento global, etc.), de algún modo aparece este documental y aparecen en mí las ganas de verlo.

Habla de todos esos gravísimos problemas ambientales y, sobre todo, de una conspiración de silencio de todas las grandes organizaciones “conservacionistas” en torno a la causa principal del calentamiento, la deforestación, la destrucción de los océanos, la extinción de especies: el consumo de animales por parte de los humanos. Las comillas en “conservacionistas” vienen de que hoy, más que ayer, me parece que prefieren conservar su estatus, su negocio y su modo de vida opulento antes que conservar la tierra y sus habitantes. Y el que venga detrás, que arree.

Nada más. Está muy bien, y aunque no he conseguido encontrar subtítulos (supongo que pronto estarán por ahí) se entiende bastante bien.


El torrent de la peli:

fricandó


Dispuesto como estoy a incumplir mi palabra e incluir una o ninguna receta típicamente manchega, vamos hoy con esta recetilla popular catalana.

Esto lo aprendí yo hace un montón, con carne, aunque siempre tengo que mirar la receta. El original lleva filetillos de ternera, que sustituimos tranquilamente por filetillos de seitán; los amigotes que han dado cuenta del fricandó no se han quejado, y yo tampoco. El caso es que por hache o por be, o porque BCN es muy grande y allí vive mucha gente, siempre he tenido alguna relación más o menos cercana con aquellas tierras, y de to se aprende, afortunadamente.

Puedo deciros que es un guisote que, acompañado de patatas fritas está cohetero, e incluso en verano sienta bien. Es plato de los de mojar pan, así que tampoco falte.  Y vamos al tema.

Necesitamos:


Un cacho de seitán en filetillos o escalopines.

Harina de garbanzo, y si no la hay tampoco pasa nada.

Harina de trigo pa rebozar.

Una cebolla hermosa.

Dos o tres tomates maduros.

Un puñadito (de los que en manchego batua se llaman pellá) de setas secas, a poder ser senderuelas/senderillas/moixernons, aunque seguramente con otras quedan bien también. Hay que ponerlas en remojo un rato antes.

Hierbas aromáticas: tomillo, laurel, romero, orégano o lo que te dé la gana.

Vino rancio, añejo, algo picao o jerez…lo que tengas.

Caldo de verduras.

Para la picada: un puñadito de avellanas (o almendras, o lo que quieras) y un par de dientes de ajo.


Y nos ponemos:

Pasamos los filetillos de seitán por harina de garbanzo+ agua (esto es huevo sin gallina. Alucina) y harina normal, y los vamos friendo, que se tuesten un poquito por los dos lados, y los reservamos.



Colamos ese aceite (porque la harina se quema y da mal sabor) y lo pasamos a una cazuela, donde vamos sofriendo: primero la cebolla y después los tomates cortados en dados. 

Cuando los tomates han  perdido bastante líquido echamos un buen chorreón de vino y después el caldo, en abundancia y que no falte. En un ratito le echas las setas rehidratadas; hay quien tira el agua, pero a mí me parece un desperdicio porque ahí es donde está buena parte del gusto. Añadimos los filetillos fritos…ya falta poco.


Como el seitán no es el músculo en tensión de un animal ante su propia muerte violenta, no necesita ni de cachondeo los tiempos de cocción del fricandó original. Simplemente necesita empaparse bien de caldo y coger el sabor. Cuando lo veas bien, a modo guisote (si ves que se queda muy seco añade más caldo o agua, como siempre a ojo), corrige de sal y añade la picada.

La picada, me parece, es la piedra de toque de la cocina catalana. Se puede hacer de mil maneras y hasta se puede mancheguizar (añadiendo pimiento seco o cornacho retostao en la sartén). Échale lo que quieras (el fruto seco que se te ocurra, pan tostao o frito, ajos crudos o fritos, pimentón…inventa algo, copón; hasta hay quien le echa un par de galletas). Yo en esta ocasión le he puesto avellanas y ajos crudos. Ah, se me olvidaba: la picada no hay que picarla, hay que majarla en el mortero.



Con la picada un par de minutos espesando y dándole el punto al conjunto, ya está listo el fricandó.
Aunque la foto final sea una mierda y parezca poco apetitoso, os puedo asegurar que estaba de flipar. Lástima que no se puedan fotografiar los olores.